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miércoles, 22 de abril de 2015

Coexistencia.

Incapaz de pensar en sobrevivir
cuando mi día a día se basa
en tratar de coexistir,
llegando al punto
en el que mi propia existencia
se limita a tu mismísima presencia,
si bien es cierto que cuando no estás,
no existo
y desisto.
Desisto en el acto de buscar respuestas
para preguntas abiertas,
e indispuestas...
a ser contestadas.
Reacia a los sentimientos
y enamorada por vez primera,
no saldría viva de la primavera.
Si apenas soy un ave que acaba de aprender a volar,
no puedo recorrer bosques
en busca de océanos,
mas no le busques el sentido;
sólo palabras que ojalá se perdieran
bajo el anonimato en algún poema.
Y en verdad,
¿qué escuchamos?
Sólo canciones que indagan en la duda,
la duda de lo que es amar,
la certeza de no comprenderlo.
No son flores ni armonías melodiosas,
son espinas y disonancias odiosas,
pero,
curioso es,
lo que me gusta el dolor
y esas notas de un ayer
en absoluto consonante,
sino más bien distante
y tedioso,
y desastroso,
y peligroso,
y confuso,
y tú.

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