"Intentó abandonar aquel lugar perdido en mitad del bosque, en mitad de ninguna parte. Era irónico, aquel lugar era como ella misma:
Perdido.
Pero él agarró su brazo con fuerza una vez más.
-¿Dónde vas?
-No lo sé.
Y era cierto, no lo sabía. Pero sí tenía claro que no quería seguir allí, dejando que el silencio le gritase al oído, que la envidia y la mentira la atormentasen. No con él.
-Pero yo no quiero que te vayas.-dijo él, con dulzura, como si el tiempo nunca hubiese pasado, como si el tiempo nunca los hubiese cambiado.
-Tal vez a mí no me importe lo que tú quieras.
Una vez más, silencio. Él la soltó, la dejó marchar. Pero en lugar de correr, a ella le fallaron las fuerzas, le faltaron las ganas, y rompió a llorar.
-No pasa nada, ¿vale? No llores. Eh, estoy aquí.-Dijo él abrazándola con fuerza.
-No quiero ver las hojas caer, no quiero escuchar el último suspiro del invierno. No quiero oír una sola nota desafinada, no quiero que llegue la tormenta pero a su vez no quiero que deje de llover. No quiero estar aquí.
-No olvides que después de la tormenta siempre llega la calma.
-¿Y que habrá después? ¿Otra tormenta? ¿Siempre será así?
-No... Bueno, sí, puede que después vuelva todo a ser oscuro, pero, ¿qué sería el blanco sin el negro? ¿Habría de verdad un contraste de colores? ¿De emociones?
-No entiendo.
-Es metafórico, princesa.
-La realidad no es metafórica.
-En realidad, sí.
-Pero, ¿cuál será la diferencia la próxima vez? ¿Cómo puedes estar tan seguro de que todo va a ir bien?
-Es simple... La diferencia es que la próxima vez, yo estaré contigo. Aquí estaré esperando. Siempre voy a estar esperando. Recuérdalo."
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sábado, 14 de diciembre de 2013
sábado, 7 de diciembre de 2013
We're the wild youth.
Y ahí estaba, en el último vagón del tren, sumida en sus pensamientos y en su profunda agonía, en su dolor. Lloró una vez más, llamando la atención de algún que otro pasajero, pero no despertando gran nivel de curiosidad. Miró por la ventana y suspiró.
"¡Cuando los pájaros son felices, qué fácil es echar a volar! Y si ellos son felices, ¿no puedo serlo yo? ¿No puedo ser un pajarillo, que canta alegre por las mañanas, que decide cuando marcharse y cuando volver, sin que a nadie le importe, sin que nadie note su ausencia?"
No es la ausencia lo que ha de notarse, se dijo, sino la presencia. Porque, ¿de qué serviría que sus seres queridos la echasen de menos cuando ella ya no estuviese? ¿De qué serviría haber vivido para ser recordada en la muerte? ¿No sería mejor ser recordada en vida?
Era un día triste y gris, justo a juego con su personalidad.
Y si notaba esa punzada de dolor en la garganta, notaba esa respiración gélida. Esas lágrima que se acumulaba en su ojos, que sabían amargas. Un grito al viento, como una melodía en el piano, ¿qué más da? Son solo sonidos, que desaparecen con el tiempo. Como los recuerdos, encerrados en una mente alimentada por la rabia.
¿No es aquel el sabor de la felicidad? ¿No lo sientes?
No, solo podía sentir nostalgia. Ambición. Quería volver a sentir ese renacer, esa emoción de descubrir cosas nuevas. Para ella, ya no podía existir nada que pudiese alegrar sus días, nada nuevo que encontrar, nada nuevo que sentir, ni que experimentar.
O, a lo mejor, sí que le quedaba algo por probar: la muerte.
¿No es esa la sensación de curiosidad? ¿No lo sientes?
Porque seguramente era lo único que rondaba por su cabeza: la muerte. Cómo podría ser, qué podría causar. No había miedo, sino deseo. En sus ojos rotos, nada volvía a brillar. Lentamente, lanzó un susurro al alba.
¿Estaba viva, o simplemente respiraba?
Su vida era triste y gris.
Justo a juego con ese último día.
"¡Cuando los pájaros son felices, qué fácil es echar a volar! Y si ellos son felices, ¿no puedo serlo yo? ¿No puedo ser un pajarillo, que canta alegre por las mañanas, que decide cuando marcharse y cuando volver, sin que a nadie le importe, sin que nadie note su ausencia?"
No es la ausencia lo que ha de notarse, se dijo, sino la presencia. Porque, ¿de qué serviría que sus seres queridos la echasen de menos cuando ella ya no estuviese? ¿De qué serviría haber vivido para ser recordada en la muerte? ¿No sería mejor ser recordada en vida?
Era un día triste y gris, justo a juego con su personalidad.
Y si notaba esa punzada de dolor en la garganta, notaba esa respiración gélida. Esas lágrima que se acumulaba en su ojos, que sabían amargas. Un grito al viento, como una melodía en el piano, ¿qué más da? Son solo sonidos, que desaparecen con el tiempo. Como los recuerdos, encerrados en una mente alimentada por la rabia.
¿No es aquel el sabor de la felicidad? ¿No lo sientes?
No, solo podía sentir nostalgia. Ambición. Quería volver a sentir ese renacer, esa emoción de descubrir cosas nuevas. Para ella, ya no podía existir nada que pudiese alegrar sus días, nada nuevo que encontrar, nada nuevo que sentir, ni que experimentar.
O, a lo mejor, sí que le quedaba algo por probar: la muerte.
¿No es esa la sensación de curiosidad? ¿No lo sientes?
Porque seguramente era lo único que rondaba por su cabeza: la muerte. Cómo podría ser, qué podría causar. No había miedo, sino deseo. En sus ojos rotos, nada volvía a brillar. Lentamente, lanzó un susurro al alba.
¿Estaba viva, o simplemente respiraba?
Su vida era triste y gris.
Justo a juego con ese último día.
viernes, 4 de octubre de 2013
Carta para mi yo futuro.
Querido yo del futuro:
No sabes lo muy estúpida que me siento al "escribirme" a mí misma. Solo quiero dejarte un recordatorio para que nunca cambies, porque puede que ahora mismo no te des mucha cuenta, pero tienes el mundo en tus manos, y créeme que no es un mundo especialmente pequeño, debes cuidarlo y no dejarlo caer... Tantas cosas podrían romperse si lo dejas caer...
De lo que sí estoy segura es que sabes perfectamente que estás rodeada de gente en la que no sabes si realmente confiar. Sinceramente creo que será cosa de la edad, pero, ¿sabes qué? Deberías hacer un poco más de caso a tus amigas y no pasarse de arrogante. Sé que cuesta (por supuesto que lo sé), pero oye, eres una chica realmente sensible, lo sé, (lo sabes), no será tan complicado expresar sentimientos de vez en cuando.
Si estoy escribiendo esto es porque si alguna vez llegas a convertirte en una real gilipollas (me siento incluso mal diciendo palabrotas, ¿no ves cómo de raras somos? o como de caprichoso es el mundo, que si no dices palabrotas eres "diferente"), si alguna vez te conviertes en lo que tanto odias, ojalá leas esto y recuerdes todo lo que has sido, lo mucho que te ha querido mucha gente... Voy a hablarte de tus costumbres raras, de tu forma de ser, de tu forma de soñar, que hasta a mí me asusta de vez en cuando...
Quiero recordarte que vives por, para y gracias a la música. Que de verdad sientes cada nota tocada en el piano, cada melodía con la flauta o cada acorde con la guitarra, y que adoras el sonido de un violín bien afinado. Que adoras, aunque suene contradictorio, la literatura tanto como puedes llegar a adorar la física y la química, (no tienen que ver nada lo geniales que son tus profesores de esas asignaturas). Dices que odias leer poemas cursis y amorosos, pero en el fondo se te encoge el corazón cuando lees a cualquier buen poeta. Ah, y permíteme reconocer tu afición por el teatro. Sueñas con llegar a ser una gran actriz. Te encanta pasarte las tardes comiendo y viendo series de televisión, idolatras a Sherlock Holmes y llamas a cualquiera de tus amigas "Watson". Te entusiasma hablar inglés. Eres muy sensible, lloras con facilidad y coges cariño a la gente enseguida, aunque normalmente haces que no se note. Sueles soltar cualquier estupidez en cualquier situación, intentando relajar tensiones, y usas mucho el sarcasmo. Se te da bien, y no es porque lo diga yo. Lo dicen todos. Sé que suena muy ególatra, pero si te dicen que vales para "todo" (evidentemente, para todo no, es imposible), tienes que agradecérselo a tu familia, porque son ellos los que han hecho que "valgas" para todo eso. Podrías expresar tu cariño hacia ellos más a menudo, realmente no da cáncer, ¿sabes? Te quieren. Los quieres aún más. Tienes sueños y pasiones muy raros, pero luchas por ellos como si no hubiese mañana. Le caes bien a mucha gente, nunca te ha importado lo que digan de ti. Tal vez hayas madurado mucho antes de lo que deberías, pero has aprendido mucho con ello. No pierdas todo ese progreso ahora. ¿Me entiendes? No cambies, nunca. Quiero que sigas siendo lo que soy. Lucha. Siempre estaré para recordártelo. Siempre. Jamás te rindas. Porque si has llegado hasta aquí, pasándolo tan mal como lo has pasado sin razón aparente (sí, eres así, puedes encerrarte en ti misma sin encontrar salida durante semanas sin saber por qué), puedes seguir hasta llegar mucho más lejos. Suena presumido, pero puedes hacerlo. Ojalá puedas.
sábado, 21 de septiembre de 2013
A veces, el tiempo pasa.
El frío se cuela por las ventanas, a pesar de que están cerradas. Ha pasado mucho tiempo, ha pasado mucho tiempo desde que empecé a soñar, desde que todo se complicó, desde que ya no somos niños, ¿desde que dejamos de creer?
No seré yo la que ha dejado de creer.
Quiero seguir pensando que la magia existe. Que en el fondo del mar viven las sirenas y que se peinan sus largos y coloridos cabellos con peines de marfil. Que en la segunda estrella a la derecha hay un país donde nunca se crece. Que dentro de un violín se esconde un secreto. Que mis peluches me escuchan, que me comprenden. Que todavía puedo trenzarme el pelo y ponerme lazos con facilidad, sonreír ante el espejo y ver que soy muy feliz. Muy feliz con muy poco. Ver esa pequeña niña inocente, bailando en el patio del colegio con sus amigas, saltando sin parar sin preocuparse por mancharse o por despeinarse. Sin preocuparse, ahí está la clave. Sin tener que pensar en un futuro que cada vez está más cerca. Sin tener que depender de la felicidad de los demás, sin tener que llorar cuando todo va mal, sin tener por qué entender lo que los demás tampoco entienden. Echo de menos llegar del colegio y merendar mientras echaban mi serie de dibujos animados preferida.
Cuántas veces más habremos de contestarnos a nosotros mismos esta pregunta: "¿Qué me está pasando?"
Solo sé que quiero seguir siendo ese Peter Pan. Poder volar sin mirar atrás. Polvo de hadas.
Pero a veces, el tiempo pasa. Y las alas se quiebran.
No seré yo la que ha dejado de creer.
Quiero seguir pensando que la magia existe. Que en el fondo del mar viven las sirenas y que se peinan sus largos y coloridos cabellos con peines de marfil. Que en la segunda estrella a la derecha hay un país donde nunca se crece. Que dentro de un violín se esconde un secreto. Que mis peluches me escuchan, que me comprenden. Que todavía puedo trenzarme el pelo y ponerme lazos con facilidad, sonreír ante el espejo y ver que soy muy feliz. Muy feliz con muy poco. Ver esa pequeña niña inocente, bailando en el patio del colegio con sus amigas, saltando sin parar sin preocuparse por mancharse o por despeinarse. Sin preocuparse, ahí está la clave. Sin tener que pensar en un futuro que cada vez está más cerca. Sin tener que depender de la felicidad de los demás, sin tener que llorar cuando todo va mal, sin tener por qué entender lo que los demás tampoco entienden. Echo de menos llegar del colegio y merendar mientras echaban mi serie de dibujos animados preferida.
Cuántas veces más habremos de contestarnos a nosotros mismos esta pregunta: "¿Qué me está pasando?"
Solo sé que quiero seguir siendo ese Peter Pan. Poder volar sin mirar atrás. Polvo de hadas.
Pero a veces, el tiempo pasa. Y las alas se quiebran.
domingo, 25 de agosto de 2013
Novela: Story Vision.
Matadme, matadme, matadme. No me apetece escribir, y eso que pensaba dejaros una entrada larga... En fin, me pasaba por aquí para dar las gracias a los 9 seguidores que somos ya. (oh, vaya, cuántos somos, si es que mi blog es la leche), y también me pasaba para contaros que tras mucho pensarlo he abierto un nuevo blog con una de las novelas que estoy escribiendo. Os agradecería mucho que os pasaseis, como mínimo para leer el prólogo (de momento es lo único que he escrito, je), y si os da buen rollo, estaría bastante bien que me siguieseis.
Story Vision
Sipnosis:
Mayra es una joven atrevida y soñadora, con una gran pasión por los libros y la magia. Cierto día empieza a tener unas raras visiones en las que aparecen personas vestidas de personajes de cuento. A partir de esas visiones la vida de Mayra cambia completamente y muchos sucesos extraños relacionados con las personas de las visiones empiezan a ocurrir... Solo ella podrá averiguar qué está pasando y detenerlo.
En fin, eso es un poco la sipnosis. Para echarle un ojo al blog haced click AQUÍ o entrad en http://storyvision-novela.blogspot.com , y si os apetece también podéis darle a me gusta en Facebook: https://www.facebook.com/storyvisionnovela?fref=ts (me creo tan pro que hasta hago una página de face...)
Bueno, no mucho más que añadir por ahora, subiré entrada esta noche.
Hasta entonces, ¡sed felices!
Story Vision
Sipnosis:
Mayra es una joven atrevida y soñadora, con una gran pasión por los libros y la magia. Cierto día empieza a tener unas raras visiones en las que aparecen personas vestidas de personajes de cuento. A partir de esas visiones la vida de Mayra cambia completamente y muchos sucesos extraños relacionados con las personas de las visiones empiezan a ocurrir... Solo ella podrá averiguar qué está pasando y detenerlo.
En fin, eso es un poco la sipnosis. Para echarle un ojo al blog haced click AQUÍ o entrad en http://storyvision-novela.blogspot.com , y si os apetece también podéis darle a me gusta en Facebook: https://www.facebook.com/storyvisionnovela?fref=ts (
Bueno, no mucho más que añadir por ahora, subiré entrada esta noche.
Hasta entonces, ¡sed felices!
domingo, 18 de agosto de 2013
Falta de sentido común.
Llega un momento en el que necesitamos todo y sin importar cómo queremos conseguirlo. Pensamos que somos capaces de todo, incluso de lo imposible, y no nos damos cuenta de que algunas cosas no están hechas para nosotros.
Vamos desentonando en la sociedad como una cuerda de violín desafinada desentona en toda la orquesta. No sé vosotros, pero yo no tengo nada claro desde hace mucho tiempo. Me duele la cabeza de tanto pensar, de tanto preocuparme por todo. Creo que al fin y al cabo ese es el problema: darle tantas vueltas a las cosas. Al final, lo único que conseguimos es tener miedo de nosotros mismos, y convertirnos en lo que tanto odiábamos, en los monstruos que tanto despreciábamos. Todos somos monstruos. A nuestra manera. Criticamos a todo y a todos por ser diferentes a nosotros mismos. Siempre decimos: "oh, no, yo no soy como el resto de personas, yo soy distinta". Pero, ¿qué más da? Lo que ya no sea de tu agrado o no sea como tú quieres que sea ya no es bienvenido. Nadie, repito NADIE, sabe tolerar nada, de una manera u otra.
No todo es reluciente y cuanto más tenemos más queremos. He llegado a odiarme a mí misma profundamente, incluso más que a mucha gente que conozco. Me odio por vivir en el mundo en el que vivo, sin poder cambiar nada. Esforzarse, ¿realmente vale la pena? No, nada es tan fácil como lo pintan, subir escalones es cansado y corres el riesgo de tropezarte e incluso caer por el camino, ¿para qué? Para que cuando llegues a la cima no haya nadie, nadie que reconozca lo que cuesta subir esas escaleras.
Escribir, escribir y escribir. Cuesta pensar que sea tan complicado expresar un par de sentimientos con palabras. No es solo decir: "estoy triste, no quiero hablar". No, es esa falta de razón, de pensamiento y conocimiento acerca de nuestros propios sentimientos. Porque incontables serán las veces en las que a la pregunta de "¿Qué tal?" contestamos bien, cuando en realidad pensamos: "estoy fatal, y lo peor es que no sé por qué".
Y también llega ese momento en el que solo quieres cerrar los ojos, en el que no quieres saber lo que va a pasar mañana, en el que solo quieres desaparecer, sin darte cuenta del gran dolor que causaría ese hecho. En realidad, nunca lo sabremos. Pero ciertamente cuando esas cosas ocurran ya no seré tan consciente de que no he podido cambiar todo lo que he hecho. No seré tan consciente de lo estúpida que me he sentido tantas veces, de lo incomprendida que he estado cuando en realidad la felicidad estaba al alcance de mi mano. No era tan difícil ser feliz, solo había que intentar aparentarlo...
Vamos desentonando en la sociedad como una cuerda de violín desafinada desentona en toda la orquesta. No sé vosotros, pero yo no tengo nada claro desde hace mucho tiempo. Me duele la cabeza de tanto pensar, de tanto preocuparme por todo. Creo que al fin y al cabo ese es el problema: darle tantas vueltas a las cosas. Al final, lo único que conseguimos es tener miedo de nosotros mismos, y convertirnos en lo que tanto odiábamos, en los monstruos que tanto despreciábamos. Todos somos monstruos. A nuestra manera. Criticamos a todo y a todos por ser diferentes a nosotros mismos. Siempre decimos: "oh, no, yo no soy como el resto de personas, yo soy distinta". Pero, ¿qué más da? Lo que ya no sea de tu agrado o no sea como tú quieres que sea ya no es bienvenido. Nadie, repito NADIE, sabe tolerar nada, de una manera u otra.
No todo es reluciente y cuanto más tenemos más queremos. He llegado a odiarme a mí misma profundamente, incluso más que a mucha gente que conozco. Me odio por vivir en el mundo en el que vivo, sin poder cambiar nada. Esforzarse, ¿realmente vale la pena? No, nada es tan fácil como lo pintan, subir escalones es cansado y corres el riesgo de tropezarte e incluso caer por el camino, ¿para qué? Para que cuando llegues a la cima no haya nadie, nadie que reconozca lo que cuesta subir esas escaleras.
Escribir, escribir y escribir. Cuesta pensar que sea tan complicado expresar un par de sentimientos con palabras. No es solo decir: "estoy triste, no quiero hablar". No, es esa falta de razón, de pensamiento y conocimiento acerca de nuestros propios sentimientos. Porque incontables serán las veces en las que a la pregunta de "¿Qué tal?" contestamos bien, cuando en realidad pensamos: "estoy fatal, y lo peor es que no sé por qué".
Y también llega ese momento en el que solo quieres cerrar los ojos, en el que no quieres saber lo que va a pasar mañana, en el que solo quieres desaparecer, sin darte cuenta del gran dolor que causaría ese hecho. En realidad, nunca lo sabremos. Pero ciertamente cuando esas cosas ocurran ya no seré tan consciente de que no he podido cambiar todo lo que he hecho. No seré tan consciente de lo estúpida que me he sentido tantas veces, de lo incomprendida que he estado cuando en realidad la felicidad estaba al alcance de mi mano. No era tan difícil ser feliz, solo había que intentar aparentarlo...
jueves, 8 de agosto de 2013
Time went by.
Es horrible esa sensación de saber que ya nada es como antes.
Creo que cuando empecé todo esto me sentía la niña más feliz del mundo. "¡Oh, un blog! ¡La nueva moda! ¡Hay que probarlo!" Jamás me imaginé que esto fuese a ser tan importante para mí. Realmente he pasado muy buenos momentos en blogger. Nada me destroza más que el hecho de saber que todos los seguidores del blog antiguo hayan desaparecido de "mí". Es decir, ya jamás volveré a saber nada de ellos y ellos nada de mí. Gracias a una entrada de otro blog he recordado lo maravilloso que es este mundo, lo que he reído y he llorado leyendo entradas de mucha gente que se sinceraba con todos nosotros y nos daba a conocer su vida. Ciertamente, esto ha crecido conmigo. Ni si quiera llevo la cuenta de los años que llevo en esto, pero no son pocos. Empecé poco a poco y fui creciendo... Sé que abandoné muchas veces, tuve mis malas rachas, pero al final siempre volvía. Porque no era capaz de pasar más de una semana --o incluso menos-- sin leer a cualquiera de mis bloggeras favoritas. Se convirtió en un hábito.
Pero, como en todo, la distancia juega un papel muy importante. Odio el hecho de saber que en la otra punta del mundo hay personas que adoro, que comparten mis gustos y aficiones y que, a pesar de todo, jamás podré abrazar. Sentirlas cerca. Blogger es lo único que me ha hecho sentirlas junto a mí, con su apoyo. Sé que ahora todo es diferente, que apenas quedan personas como yo que sigan escribiendo en sus blogs. En verdad echo mucho de menos lo que blogger fue en su día. Pero el tiempo pasa. Y supongo que hay que aceptarlo, nos guste o no.
Por esto y mucho más, escribir me reconforta. Las palabras son un arma realmente poderosa que me dan la oportunidad de expresar realmente cómo me siento, y de crear mundos nuevos, personajes en los que me encantaría convertirme. No es ahora la primera vez que se me llenan los ojos de lágrimas mientras tecleo algunas letras en el portátil. Incontables son las veces que, leyendo o escribiendo algún simple poema han caído varias lágrimas sobre el papel. Creo que poco a poco me estoy dando cuenta de que este es (y ha sido siempre) mi sitio.
¿Alguna vez os habéis sentido incomprendidos? Sí. Como que todo el mundo se os viene encima, que nadie, ABSOLUTAMENTE NADIE, entiende cómo te sientes y cómo eres. Creo, y solo creo, que escribir y leer es lo único que me ha hecho refugiarme de ese sentimiento. Sé que suena muy cursi y algunos dirán que es muy friki (término que por cierto se utiliza últimamente de una forma errónea), pero es lo que opino y lo que siento.
Ahora mismo me limito a suspirar frente a la pantalla. No sé qué estoy haciendo. No sé si de verdad vale la pena. Pero las emociones que experimento son únicas, y creo que por ello sigo aquí plantada escribiendo y no me he dado por vencida desde la primera palabra que he tecleado. He decidido ahora mismo que voy a cumplir mis metas, empezando por publicar una novela. Y voy a relatar todas mis formas de conseguirlo aquí. No voy a volver a abandonar esto. Nunca más. Puede que a lo mejor me tire semanas sin escribir, pero jamás pienso irme del todo.
Comienza una nueva aventura, lo presiento.
Creo que cuando empecé todo esto me sentía la niña más feliz del mundo. "¡Oh, un blog! ¡La nueva moda! ¡Hay que probarlo!" Jamás me imaginé que esto fuese a ser tan importante para mí. Realmente he pasado muy buenos momentos en blogger. Nada me destroza más que el hecho de saber que todos los seguidores del blog antiguo hayan desaparecido de "mí". Es decir, ya jamás volveré a saber nada de ellos y ellos nada de mí. Gracias a una entrada de otro blog he recordado lo maravilloso que es este mundo, lo que he reído y he llorado leyendo entradas de mucha gente que se sinceraba con todos nosotros y nos daba a conocer su vida. Ciertamente, esto ha crecido conmigo. Ni si quiera llevo la cuenta de los años que llevo en esto, pero no son pocos. Empecé poco a poco y fui creciendo... Sé que abandoné muchas veces, tuve mis malas rachas, pero al final siempre volvía. Porque no era capaz de pasar más de una semana --o incluso menos-- sin leer a cualquiera de mis bloggeras favoritas. Se convirtió en un hábito.
Pero, como en todo, la distancia juega un papel muy importante. Odio el hecho de saber que en la otra punta del mundo hay personas que adoro, que comparten mis gustos y aficiones y que, a pesar de todo, jamás podré abrazar. Sentirlas cerca. Blogger es lo único que me ha hecho sentirlas junto a mí, con su apoyo. Sé que ahora todo es diferente, que apenas quedan personas como yo que sigan escribiendo en sus blogs. En verdad echo mucho de menos lo que blogger fue en su día. Pero el tiempo pasa. Y supongo que hay que aceptarlo, nos guste o no.
Por esto y mucho más, escribir me reconforta. Las palabras son un arma realmente poderosa que me dan la oportunidad de expresar realmente cómo me siento, y de crear mundos nuevos, personajes en los que me encantaría convertirme. No es ahora la primera vez que se me llenan los ojos de lágrimas mientras tecleo algunas letras en el portátil. Incontables son las veces que, leyendo o escribiendo algún simple poema han caído varias lágrimas sobre el papel. Creo que poco a poco me estoy dando cuenta de que este es (y ha sido siempre) mi sitio.
¿Alguna vez os habéis sentido incomprendidos? Sí. Como que todo el mundo se os viene encima, que nadie, ABSOLUTAMENTE NADIE, entiende cómo te sientes y cómo eres. Creo, y solo creo, que escribir y leer es lo único que me ha hecho refugiarme de ese sentimiento. Sé que suena muy cursi y algunos dirán que es muy friki (término que por cierto se utiliza últimamente de una forma errónea), pero es lo que opino y lo que siento.
Ahora mismo me limito a suspirar frente a la pantalla. No sé qué estoy haciendo. No sé si de verdad vale la pena. Pero las emociones que experimento son únicas, y creo que por ello sigo aquí plantada escribiendo y no me he dado por vencida desde la primera palabra que he tecleado. He decidido ahora mismo que voy a cumplir mis metas, empezando por publicar una novela. Y voy a relatar todas mis formas de conseguirlo aquí. No voy a volver a abandonar esto. Nunca más. Puede que a lo mejor me tire semanas sin escribir, pero jamás pienso irme del todo.
Comienza una nueva aventura, lo presiento.
sábado, 20 de julio de 2013
She's walking alone...
Se siente tan sola cuando en realidad está rodeada de tantísima gente... Cae la oscuridad y solo puede llorar y gritar en silencio, con cuidado de no despertar a nadie. Ni si quiera sabe por qué se siente así. Está harta, demasiado harta de tener que soportar tanta presión. Quiere desaparecer, olvidarse de todo y de todos y volver a empezar.
Pero...
No puede.
Se seca las lágrimas con las sábanas, y, decidida se levanta. Se pone un abrigo sobre el pijama, y, sin hacer mucho ruido abandona la casa. La noche es fría y oscura, y nota como se le eriza el vello de la piel, como las lágrimas caen congeladas sobre su rostro.
Camina sola, calle abajo. No hay nadie, nadie la observa. Llora tranquila, sin preocupaciones. Dirige la mirada al cielo y susurra una balada de "Sum 41": With Me. Definitivamente, se sienta junto a un árbol de un parque cercano. Es una locura, estar allí, de noche, sola y confundida. Es probable que en cuanto llegue a casa tenga una gran bronca. Pero, en ese momento solo quiere llorar.
Se pregunta una y otra vez si será la única adolescente a la que le pasa eso...
Se pelea una y otra vez consigo misma, en su interior solo oye voces que le dicen lo que debe hacer. Está confusa, todo da vueltas. Todo cambia, la gente cambia y cada vez se siente más rodeada de hipócritas, de gente que no la comprende...
"Olvidadme todos".
Se pregunta una y otra vez si será la única adolescente a la que le pasa eso...
Se pelea una y otra vez consigo misma, en su interior solo oye voces que le dicen lo que debe hacer. Está confusa, todo da vueltas. Todo cambia, la gente cambia y cada vez se siente más rodeada de hipócritas, de gente que no la comprende...
"Olvidadme todos".
domingo, 14 de julio de 2013
"Enséñale a los ángeles a cantar, Cory"
De verdad pensaba que hoy iba a ser un gran día. De verdad que me he levantado con ilusión. Pero, al despertarme, echo una ojeada a WhatsApp y descubro un mensaje de una amiga: "Ha muerto el actor que hace de Finn".
Vale, hago cierto paréntesis aquí. En la última entrada hablé de la serie de Glee, ¿no? Bien, pues Finn Hudson es uno de los personajes principales, interpretado por Cory Monteith. Canta y toca la batería y es jugador de rugby en la serie. Estaba prometido con Lea Michele, quien interpreta a Rachel Berry en la misma serie.
Solo noto una punzada en el corazón. Ni de broma, seguro que es mentira. La única forma de saber si es verdad es consultarlo en twitter, donde las noticias vuelan.
Y, en efecto, ahí está. Millones de personas twitteando con hastags como #RipCoryMonteith y #StayStrongLea. Se me paraliza el cuerpo por un instante y noto como las lágrimas se van formando en mis ojos. Me derrumbo completamente. Está muerto, de verdad.
Siento la enorme de necesidad de abrazar a alguien, pero aún así, cuando han pasado ya unas 5 horas desde que me he enterado de la noticia, nadie ha sido capaz de rodearme con los brazos y decirme que no pasa nada.
Si hay algo que no entiendo es por qué siempre tienen que irse los mejores y por qué solo se reconocen después de morir. Coryera es realmente talentoso. Me siento igual que cuando murió Michael Jackson, otro grande. No he sabido recomponerme todavía de aquello.
Y todos dicen: "no entiendo cómo puedes llorar por alguien que ni si quiera conoces". Bien, soy la persona más sensible de este mundo y tengo derecho a llorar por quien yo quiera. He crecido teniendo ídolos, personas a las que admirar, y perder a alguien que viéndolo desde la televisión parece inmortal es terrible. No es solo el dolor que puede causar a los fans, sino el de la familia, amigos, compañeros de trabajo...
He pasado toda la mañana fatal y ni si quiera tengo palabras para expresarme. Muchas veces paso noches en vela pensando en la muerte. A la mayoría nos asusta. Pero, asustarnos, ¿de qué? ¿Realmente vale la pena? Ni si quiera sabemos de qué asustarnos. Porque no sabemos lo que se siente al irse, al estar muerto, al desaparecer. Nadie sabe qué hay al otro lado y eso es lo que nos da miedo.
Pero a mí no.
A mí lo que me da miedo es sentir el dolor de las personas en su mirada, en ver como sus ojos se llenan de lágrimas y dejan marchar a alguien sin poder hacer nada. Eso es lo que me asusta, ver como lloramos, nos deprimimos y nos encerramos durante semanas sin ninguna solución. Estoy realmente harta de todo esto, de que siempre acabemos igual, rompiendo en llantos y sufrimiento.
No puedo seguir escribiendo sin notar una sensación de desgarro en el pecho, y creo que tampoco puede ser muy sano estar dándole vueltas al tema constantemente. He notado como todo internet ha decaído frente a la noticia, incluso fandoms y gente que ni si quiera sabe quién es el actor están mostrando su apoyo. Ojalá siempre estuviésemos así de unidos.
Así que, como no sé ni cómo continuar esta entrada, solo quiero decir a todos los que os conozco que os quiero muchísimo, que sois lo más importante y que luchéis por lo que queréis. Y, a mis ídolos y personas a las que admiro, decirlesaunque no me estén leyendo que siempre les apoyaré, porque gracias a ellos saco lo mejor de mí. Suena Gone Too Soon de Simple Plan ahora mismo, y si hay algo que tengo que decir es lo siguiente:
Gracias a todos.
Siempre, Cory.
Vale, hago cierto paréntesis aquí. En la última entrada hablé de la serie de Glee, ¿no? Bien, pues Finn Hudson es uno de los personajes principales, interpretado por Cory Monteith. Canta y toca la batería y es jugador de rugby en la serie. Estaba prometido con Lea Michele, quien interpreta a Rachel Berry en la misma serie.
Solo noto una punzada en el corazón. Ni de broma, seguro que es mentira. La única forma de saber si es verdad es consultarlo en twitter, donde las noticias vuelan.
Y, en efecto, ahí está. Millones de personas twitteando con hastags como #RipCoryMonteith y #StayStrongLea. Se me paraliza el cuerpo por un instante y noto como las lágrimas se van formando en mis ojos. Me derrumbo completamente. Está muerto, de verdad.
Siento la enorme de necesidad de abrazar a alguien, pero aún así, cuando han pasado ya unas 5 horas desde que me he enterado de la noticia, nadie ha sido capaz de rodearme con los brazos y decirme que no pasa nada.
Si hay algo que no entiendo es por qué siempre tienen que irse los mejores y por qué solo se reconocen después de morir. Cory
Y todos dicen: "no entiendo cómo puedes llorar por alguien que ni si quiera conoces". Bien, soy la persona más sensible de este mundo y tengo derecho a llorar por quien yo quiera. He crecido teniendo ídolos, personas a las que admirar, y perder a alguien que viéndolo desde la televisión parece inmortal es terrible. No es solo el dolor que puede causar a los fans, sino el de la familia, amigos, compañeros de trabajo...
He pasado toda la mañana fatal y ni si quiera tengo palabras para expresarme. Muchas veces paso noches en vela pensando en la muerte. A la mayoría nos asusta. Pero, asustarnos, ¿de qué? ¿Realmente vale la pena? Ni si quiera sabemos de qué asustarnos. Porque no sabemos lo que se siente al irse, al estar muerto, al desaparecer. Nadie sabe qué hay al otro lado y eso es lo que nos da miedo.
Pero a mí no.
A mí lo que me da miedo es sentir el dolor de las personas en su mirada, en ver como sus ojos se llenan de lágrimas y dejan marchar a alguien sin poder hacer nada. Eso es lo que me asusta, ver como lloramos, nos deprimimos y nos encerramos durante semanas sin ninguna solución. Estoy realmente harta de todo esto, de que siempre acabemos igual, rompiendo en llantos y sufrimiento.
No puedo seguir escribiendo sin notar una sensación de desgarro en el pecho, y creo que tampoco puede ser muy sano estar dándole vueltas al tema constantemente. He notado como todo internet ha decaído frente a la noticia, incluso fandoms y gente que ni si quiera sabe quién es el actor están mostrando su apoyo. Ojalá siempre estuviésemos así de unidos.
Así que, como no sé ni cómo continuar esta entrada, solo quiero decir a todos los que os conozco que os quiero muchísimo, que sois lo más importante y que luchéis por lo que queréis. Y, a mis ídolos y personas a las que admiro, decirles
Gracias a todos.
Siempre, Cory.
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viernes, 12 de julio de 2013
Don't stop believing.
El verano puede ser relativamente aburrido. Está bien eso de poder descansar, salir con amigos, ir a la piscina y etc, pero... Una cosa es descansar, y otra levantarse tardísimo. Una cosa es salir con amigos y otra echarlos de menos porque se van de vacaciones. Y una cosa es que seas tan afortunado de vivir en una urbanización con piscina y otra no tener y morirte de calor.
Por lo general, soy una chica divertida. En verano se dispara mi imaginación, pero también tengo mis límites. Así que, mis días últimamente se resumen en:
-Levantarse tarde.
-Intentar ayudar en casa (intentarlo no está de más, ¿no?)
-Aprender a tocar el violín (sin éxito).
-Empezar a repasar matemáticas y dejarlo a los 30 segundos.
-Ver Glee.
-Ver Glee.
-Ver Glee.
-Comer.
-Tirarme a la cama y no hacer nada.
-Twitear.
-Twitear.
-Ver Glee.
-Comer.
-Comer.
-Comer.
-Ver Glee.
-Ver Glee.
-Cenar.
-Tocarme las narices.
-Ver Glee.
-Llorar por el capítulo de Glee.
-Desesperarme.
-Twitear.
-Twitear.
-Dormir.
Y al día siguiente, lo mismo.
Me cansan estas rutinas. En ocasiones, desearía ser un poco más mayor para poder tener algo más de libertad. Pero, después borro esa idea de mi cabeza. En realidad, no quiero crecer. Para nada. Es lo que más miedo me da en este mundo (después de morir de cáncer).
Y ya que he mencionado Glee, voy a hablar de ello. El caso es que varias amigas me recomendaban ver esa serie, y nunca quise hacerlas caso hasta que me aburría demasiado y decidí echarle un ojo.
Y creo que es la mejor decisión que he tomado en mi vida.
Me siento muy a gusto conmigo misma y disfruto mucho viendo los capítulos, son bastante emotivos y me ayudan a confiar y tener esperanza en mí. La verdad es que es algo impresionante, la forma en la que ver una simple serie de televisión puede cambiar mi forma de pensar.
También admito que ahora me paso los días cantando como si estuviese en un musical de Broadway.
Si algo estoy aprendiendo de todo esto, es que hay cosas bastante importantes que valorar en la vida. Siempre he soñado con ser una gran cantante pero no hace mucho mis sueños se desvanecieron cuando cierta persona me dijo algo que hirió mis sentimientos: "Oye... Ayer, en el ensayo de coro, desafinaste un poco, ¿no?"
Y tal vez tuviese razón (¿tal vez? No te engañes, es la verdad). Creo que nunca he llegado a cantar demasiado bien, o por lo menos no tan bien como a mí me gustaría. Hasta ese momento, todo lo veía de color de rosa. Después de que me dijesen eso, pasé algunos días con la autoestima por los suelos. No abría la boca ni para tararear.
Pero entonces me di cuenta de que me había servido. De mucho. Era una gran lección.
Me di cuenta de que no, no se me daba tan bien como yo creía y deseaba, y por eso mismo tenía que MEJORAR. Así que con todo, empecé a dar lo mejor de mí, a buscar trucos en internet, practicar más con el piano... Poco a poco fui recuperando la confianza que tenía en mí. Hasta hoy, que ya sé que sí, que siempre vamos a tener algo con lo que soñar. Para mí puede ser ser cantante, escritora, actriz, oncóloga, criminóloga o millones de cosas más, pero sea lo que sea, sé que lucharé por ello, porque si hay algo que nunca tenemos que dejar de hacer es dejar de creer en nosotros mismos.

Por lo general, soy una chica divertida. En verano se dispara mi imaginación, pero también tengo mis límites. Así que, mis días últimamente se resumen en:
-Levantarse tarde.
-Intentar ayudar en casa (intentarlo no está de más, ¿no?)
-Aprender a tocar el violín (sin éxito).
-Empezar a repasar matemáticas y dejarlo a los 30 segundos.
-Ver Glee.
-Ver Glee.
-Ver Glee.
-Comer.
-Tirarme a la cama y no hacer nada.
-Twitear.
-Twitear.
-Ver Glee.
-Comer.
-Comer.
-Comer.
-Ver Glee.
-Ver Glee.
-Cenar.
-Tocarme las narices.
-Ver Glee.
-Llorar por el capítulo de Glee.
-Desesperarme.
-Twitear.
-Twitear.
-Dormir.
Y al día siguiente, lo mismo.
Me cansan estas rutinas. En ocasiones, desearía ser un poco más mayor para poder tener algo más de libertad. Pero, después borro esa idea de mi cabeza. En realidad, no quiero crecer. Para nada. Es lo que más miedo me da en este mundo (después de morir de cáncer).
Y ya que he mencionado Glee, voy a hablar de ello. El caso es que varias amigas me recomendaban ver esa serie, y nunca quise hacerlas caso hasta que me aburría demasiado y decidí echarle un ojo.
Y creo que es la mejor decisión que he tomado en mi vida.
Me siento muy a gusto conmigo misma y disfruto mucho viendo los capítulos, son bastante emotivos y me ayudan a confiar y tener esperanza en mí. La verdad es que es algo impresionante, la forma en la que ver una simple serie de televisión puede cambiar mi forma de pensar.
También admito que ahora me paso los días cantando como si estuviese en un musical de Broadway.
Si algo estoy aprendiendo de todo esto, es que hay cosas bastante importantes que valorar en la vida. Siempre he soñado con ser una gran cantante pero no hace mucho mis sueños se desvanecieron cuando cierta persona me dijo algo que hirió mis sentimientos: "Oye... Ayer, en el ensayo de coro, desafinaste un poco, ¿no?"
Y tal vez tuviese razón (
Pero entonces me di cuenta de que me había servido. De mucho. Era una gran lección.
Me di cuenta de que no, no se me daba tan bien como yo creía y deseaba, y por eso mismo tenía que MEJORAR. Así que con todo, empecé a dar lo mejor de mí, a buscar trucos en internet, practicar más con el piano... Poco a poco fui recuperando la confianza que tenía en mí. Hasta hoy, que ya sé que sí, que siempre vamos a tener algo con lo que soñar. Para mí puede ser ser cantante, escritora, actriz, oncóloga, criminóloga o millones de cosas más, pero sea lo que sea, sé que lucharé por ello, porque si hay algo que nunca tenemos que dejar de hacer es dejar de creer en nosotros mismos.

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domingo, 30 de junio de 2013
Palabras al viento.
Una vez más me dejo llevar para comenzar a escribir otra vez. Siempre ha sido mi gran pasión tener un blog, y aunque por motivos personales el que tenía anteriormente se eliminase, me he decidido a crear otro nuevo. Escribir en un blog ha sido siempre mi segunda casa y he crecido con ello.
En la intimidad (o no),de mi habitación me dedico a escribir estas palabras que puede que nadie lea, pero por lo menos consigo expresar mis sentimientos, y consigo quitarme un gran peso de encima. Incluso llego a sentirme importante. Qué ilusa.
Finalmente han llegado las vacaciones de verano, y, con ello, mi aburrimiento. Es interesante la forma en la que me paso todo el año trabajando y quejándome en el instituto, deseando que lleguen estos ansiados días sin nada que hacer, para que, al cabo de tres días ya me aburra. Mi mente necesita actividad, no consigo adaptarme fácilmente a esto del "relax". Me repito una y otra vez que cada vez me recuerdo más a una especie de Sherlock Holmes. Más quisiera yo.
Últimamente no me paro mucho a sacar alguna de mis reflexiones filosóficas de la vida. Me estoy tomando las cosas más en serio y me preocupo cada vez demasiado y no tengo tiempo para pensar en otras cosas. Tomo demasiadas precauciones y lo único que consigo es asustarme y echarme atrás. Jamás antes me había pasado. Sé a qué se debe, lo sé perfectamente, y ese es el problema. No puedo deshacerme de esta sensación de peligro en el estómago en todo lo que hago.
En conclusión, creo que vuelve a recrearse ese yo antiguo antes de ser taaaaaaaaaaaan extrovertida (en cuestión de tener redes sociales y todo eso). Vuelvo a encerrarme en mi habitación a hacer simples bocetos de personajes que crea mi imaginación, que siempre quedan sin acabar. Vuelvo a devorar libros e historias fantásticas, vuelvo a intentar componer algo sobre los pentagramas (sin éxito alguno), incluso vuelvo a indagar por el mundo de la magia, lo creativo y lo místico. Me cuesta encontrarme a mí misma. Todo lo que es nuevo para mí acaba gustándome y encandilándome, y al final se convierte en un sueño inalcanzable, o lo que es lo mismo: un problema.
Supongo que son solo ilusiones infantiles, pequeños detalles y recuerdos que me definen poco a poco, que me ponen a prueba, hasta que de verdad encuentre algo que me de una especie de... feeling. Es decir, aunque la mayoría de las cosas que hago (ya sea edición de fotos y vídeos, escribir, dibujar, leer, hacer música... etc), me gusta y pongo gran empeño cuando llevo a cabo cada actividad, no hay algo exacto que diga: "sí, esto es lo mío, esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida." Y por eso es un problema, porque todo se me da bien (y no es por ser superficial, es porque, desgraciadamente, es la verdad), y si hay algo que no sepa hacer lo aprendo con naturalidad y curiosidad.
Y una vez más me muerdo las uñas desesperadamente bajo esta luz tan molesta de mi enanísima habitación. Jamás he amado tanto un lugar como amo este. Es simplemente mi espacio. No sé qué haría sin mi habitación. Suena la música de Tom Waits de fondo. Qué gran descubrimiento, este hombre es genial. Gracias a una gran amiga por enseñármelo.
Se me están cerrando los ojos del sueño (o tal vez del aburrimiento), y no puedo evitar sonreír como una idiota mientras escribo esto. Qué tontería. Me imagino todo como si fuese la historia de mi vida, un pequeño diario que puede (y deseo) que algún día tenga demasiado valor para mí o incluso para... ¿el resto del mundo?
Quién sabe.
Al fin y al cabo son solo... palabras al viento.
Solo eso.
En la intimidad (o no),de mi habitación me dedico a escribir estas palabras que puede que nadie lea, pero por lo menos consigo expresar mis sentimientos, y consigo quitarme un gran peso de encima. Incluso llego a sentirme importante. Qué ilusa.
Finalmente han llegado las vacaciones de verano, y, con ello, mi aburrimiento. Es interesante la forma en la que me paso todo el año trabajando y quejándome en el instituto, deseando que lleguen estos ansiados días sin nada que hacer, para que, al cabo de tres días ya me aburra. Mi mente necesita actividad, no consigo adaptarme fácilmente a esto del "relax". Me repito una y otra vez que cada vez me recuerdo más a una especie de Sherlock Holmes. Más quisiera yo.
Últimamente no me paro mucho a sacar alguna de mis reflexiones filosóficas de la vida. Me estoy tomando las cosas más en serio y me preocupo cada vez demasiado y no tengo tiempo para pensar en otras cosas. Tomo demasiadas precauciones y lo único que consigo es asustarme y echarme atrás. Jamás antes me había pasado. Sé a qué se debe, lo sé perfectamente, y ese es el problema. No puedo deshacerme de esta sensación de peligro en el estómago en todo lo que hago.
En conclusión, creo que vuelve a recrearse ese yo antiguo antes de ser taaaaaaaaaaaan extrovertida (en cuestión de tener redes sociales y todo eso). Vuelvo a encerrarme en mi habitación a hacer simples bocetos de personajes que crea mi imaginación, que siempre quedan sin acabar. Vuelvo a devorar libros e historias fantásticas, vuelvo a intentar componer algo sobre los pentagramas (sin éxito alguno), incluso vuelvo a indagar por el mundo de la magia, lo creativo y lo místico. Me cuesta encontrarme a mí misma. Todo lo que es nuevo para mí acaba gustándome y encandilándome, y al final se convierte en un sueño inalcanzable, o lo que es lo mismo: un problema.
Supongo que son solo ilusiones infantiles, pequeños detalles y recuerdos que me definen poco a poco, que me ponen a prueba, hasta que de verdad encuentre algo que me de una especie de... feeling. Es decir, aunque la mayoría de las cosas que hago (ya sea edición de fotos y vídeos, escribir, dibujar, leer, hacer música... etc), me gusta y pongo gran empeño cuando llevo a cabo cada actividad, no hay algo exacto que diga: "sí, esto es lo mío, esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida." Y por eso es un problema, porque todo se me da bien (y no es por ser superficial, es porque, desgraciadamente, es la verdad), y si hay algo que no sepa hacer lo aprendo con naturalidad y curiosidad.
Y una vez más me muerdo las uñas desesperadamente bajo esta luz tan molesta de mi enanísima habitación. Jamás he amado tanto un lugar como amo este. Es simplemente mi espacio. No sé qué haría sin mi habitación. Suena la música de Tom Waits de fondo. Qué gran descubrimiento, este hombre es genial. Gracias a una gran amiga por enseñármelo.
Se me están cerrando los ojos del sueño (o tal vez del aburrimiento), y no puedo evitar sonreír como una idiota mientras escribo esto. Qué tontería. Me imagino todo como si fuese la historia de mi vida, un pequeño diario que puede (y deseo) que algún día tenga demasiado valor para mí o incluso para... ¿el resto del mundo?
Quién sabe.
Al fin y al cabo son solo... palabras al viento.
Solo eso.
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