Seguidores del blog.

lunes, 31 de agosto de 2015

Letras.

De cómo una sola letra del abecedario,
podía convertirse en la mayúscula
de
un
corazón. 



La chica de esta foto es una espontánea que se coló mientras intentaba hacer una foto en Hyde Park en Londres. De alguna manera, quedó una foto un poco siniestra (se aprecia la imagen borrosa y movida al fondo y un poco más nítida hacia la derecha), pero le cogí algún tipo de cariño especial por la soledad y frialdad que me evoca.

martes, 18 de agosto de 2015

Reminiscencias de un amor inaudito.

Sobre mí, la acritud de tu indiferencia,
el peso del tiempo
y de mi propia intrascendencia.

Soy el grupo de música banal
que nadie conoce,
que nadie se molesta en escuchar,
que nadie busca,
que espera a ser descubierto
para que alguien mire dentro
y se jacte, cohibido,
de haber encontrado
algo de lo que por fin enamorarse, 
de lo que alegrarse,
y así,
que nadie me conozca,
que nadie me escuche,
que nadie me descubra,
y que sólo él mire dentro.

Reminiscencias de un amor inaudito. 
Al tiempo que yerto, 
nunca coetáneo, 
estragos embriagados 
de algo prohibido. 

Sobre ti, mi meliflua presencia,
un disparo en el tiempo,
y así, mi limerente ausencia. 

Llevo unos días enfrascada en un libro de Carlos Ruiz Zafón, "La sombra del viento", y ha despertado dentro de mí una necesidad casi agónica por conocer muchas palabras y saber usarlas con labia. Siempre he querido ser una de esas personas elocuentes y admiradas por los demás. Queda poco para que comiencen de nuevo las clases y yo sigo molesta pensando que todo está cambiando demasiado rápido, que todo da vueltas y que me limito a quedarme sentada y observar mientras me quejo. Y, francamente, quiero dejar de quejarme y empezar a hacer cosas. Supongo que la motivación es lo primero. Sello el día de hoy con una promesa a mí misma: vamos a empezar a mover el mundo. (Por lo menos, a intentarlo...)

lunes, 10 de agosto de 2015

Días de verano.

Hoy vamos a ser sombras de un pasado que está por desaparecer. 
Hoy voy a escribir canciones que lleven el nombre de alguien a quien no puedo tener.
Hoy voy a leer libros que nunca me atreví a leer.
Hoy me apetece cantar, gritar, soñar.
Hoy bebo café y mañana agua de mar.
Hoy soy persona, mañana se me olvidará.



En realidad, hoy, simplemente, voy al cine con mis amigos a ver "Ciudades de papel". Ya me leí el libro hace unos meses, como siempre, sin decepcionarme por las historias de John Green.
Últimamente me estoy dando cuenta de que tengo cosas muy agradables increíblemente cerca de mí y no siempre sé valorarlas. Y lo intento, de verdad que lo intento.
Luego, sin embargo, tengo a mi madre cabreada con el mundo, (parte de su cabreo con el mundo acaba siendo cabreo contra mi persona), y, además de que me haga sentirme triste, me está haciendo empezar a plantearme cosas que me hacen dudar de lo que es y deja de ser mi familia. Felices no, desde luego.

Tengo unas ganas inmensas de que termine agosto de una vez por todas y volver al instituto de nuevo. Suena a locura, por favor... ¿Qué clase de adolescente quiere empezar las clases?
Bueno, pues yo misma, yo quiero empezar las clases otra vez. No estoy muy segura de que no vaya a acabar pegándome un tiro si sigo encerrada en mi habitación pensando cosas que no debería, y echando de menos más de lo habitual.

viernes, 7 de agosto de 2015

Mess.

Hace tiempo que no escribo para mí, lo cual es irónico, porque este blog es mío. Lo cierto es que nunca volveré a escribir para mí mientras siga importándome, mientras sigas importándome, porque, me importas. Y, quizás, (probablemente), yo ni siquiera ocupe un mínimo porcentaje de tus pensamientos, y, ¿duele? No, lo más gracioso es que ni siquiera duele. Simplemente me hace gracia.

Soy un desastre.
Soy un desastre desde que mi vida se convirtió en un completo desastre.
Y no puedo culpar a nadie, excepto a mí.

Me he engañado, durante mucho, mucho, mucho tiempo, creyendo que tenía todo en mis manos, que podía tocar las estrellas y conducir sobre carreteras de sueños. Suena hasta increíblemente estúpido, y ahora me doy cuenta. Me doy cuenta de que ser un soñador sale tan jodidamente caro, que es normal que el mundo esté tan triste.
Y siempre sería muchísimo más fácil tirar la toalla y dejarlo todo, pero, ¿quién sería yo entonces? Sería la traidora de mis propios principios, la enemiga de la niña pequeña que quería cambiar el mundo.
De vez en cuando, todavía quiero cambiar el mundo.
Empezando por el mío.